Cómo diferenciar un buen café
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Al paladar inexperto, diferenciar un buen café de uno mediocre es solamente cuestión de sabor. Las notas torrefactas o más quemadas son las que más hacen saltar las alarmas cuando tenemos entre manos un mal producto. Pero hay mucho más en lo que fijarse.
Un buen café tiene un sabor equilibrado, un aroma intenso y una apariencia atractiva, mientras que un café de mala calidad puede ser amargo, con un aroma débil y una apariencia poco atractiva. Aunque para gustos, los colores, hay factores que nos dicen, inequívocamente, si una taza es de matrícula de honor o si merece un suspenso.
Los expertos coinciden en señalar que, fundamentalmente, hay tres aspectos que sirven para diferenciar un buen café, que son:
- Aroma
- Cuerpo
- Acidez
En resumen:
- El aroma es un indicador básico de la calidad de un café, debe tener un aroma intenso y complejo con notas de frutas, especias, caramelo o chocolate.
- El cuerpo de un café es la sensación de peso o consistencia que deja en la boca al beberlo. Un café con un cuerpo más pesado suele ser de mejor calidad.
- La acidez afecta a la forma en que el café se siente en la boca y cómo se combina con otros sabores, una acidez más alta lo hace fresco y vibrante, mientras una más baja lo hace suave y redondo.
- El método de preparación es fundamental para conseguir el mejor resultado, cada forma de elaborarlo tiene sus propias ventajas e inconvenientes y es necesario conocerlas para saber cuál es la mejor opción.
Aroma de la taza
Es una de las primeras cosas que notamos al beber un buen café y un indicador básico de su calidad. Un café superior debe tener un aroma intenso y complejo, con notas de frutas, especias, caramelo o chocolate.
Para evaluar el aroma de una taza, es aconsejable moverla antes de olerla. Esto ayudará a liberar todos los matices del café y a detectar más fácilmente las diferentes notas olfativas. También resulta útil compararlo con otros conocidos, como por ejemplo frutas o especias.
Cuerpo del café
El cuerpo de un café se refiere a la sensación de peso o consistencia que deja en la boca al beberlo. Un café con un cuerpo más pesado suele sentirse más denso en el paladar y puede dejar una capa oscura en la taza al terminarlo. Por otro lado, un café más ligero puede percibirse como más liviano, y dejar menos residuos en el recipiente.
Para evaluar el cuerpo de un buen café, es imprescindible prestar atención a cómo se siente al beberlo. Si es más consistente, tiene más probabilidades de ser de calidad. Por el contrario, si es percibido como ligero, más vale que dejes de beberlo.
Acidez en boca
La acidez es otro factor para diferenciar un buen café de uno que no vale la pena. Afecta a la forma en que el café se siente en la boca y cómo se combina con otros sabores. Una acidez más alta hace que el café se sienta más fresco y vibrante en la boca, mientras que una más baja hace que se perciba más suave y redondo.
Para evaluar la acidez, es necesario probarlo en diferentes momentos del día. Algunas personas pueden encontrar que la acidez es más evidente por la mañana, mientras que otras pueden notarla más por la tarde. También resulta útil comparar el sabor de diferentes cafés de diferentes regiones, ya que puede variar dependiendo del origen.
¿Cómo preparar un buen café?
El método de preparación utilizado a la hora de preparar el café también es fundamental para conseguir el mejor resultado. Cada forma de elaborarlo tiene sus propias ventajas e inconvenientes, y puede afectar significativamente el sabor del café.
Para elegir el método de preparación adecuado, hay que considerar el tipo de sabor y cuerpo que se desea obtener. Cuando se usa una presión alta en su elaboración, el resultado es una taza con un cuerpo más pesado y un sabor más intenso. Por contra, con agua filtrada, se obtiene un café más ligero y un sabor más suave.
En esta misma línea, también hay que considerar la comodidad y la facilidad de uso. Mientras que algunos prefieren métodos más sencillos y rápidos, como las cafeteras de cápsulas, otros se decantan por procesos más tradicionales, como el filtrado. No hay que dejar pasar el coste a largo plazo de cada forma de preparación, ya que algunos pueden ser más caros en términos de repuestos y mantenimiento.
Tipos de grano utilizados
Como es lógico, el propio producto también sirve para diferenciar un buen café de uno que no lo es. En este caso, hay dos grandes tipos de grano de café: arábica y robusta. Cada uno tiene sus propias características y afecta al sabor del café de manera diferente.
Café arábica
Es el que se usa más frecuentemente y se considera de alta calidad tanto por expertos como por aficionados al café. Tiene un sabor más suave y afrutado que el grano robusta y es menos ácido. También posee un cuerpo más ligero y un aroma más complejo. El grano de café arábica se cultiva a altitudes más elevadas y es más exigente en términos de cuidado y atención.
Café robusta
Por su parte, el grano de café robusta es más resistente y es más fácil de cultivar. Su sabor es más fuerte y amargo y dispone de un cuerpo más pesado y un aroma menos complejo. Cultivado a altitudes más bajas, es más resistente a enfermedades y plagas, por lo que es más barato de producir.
Elegir el tipo de grano adecuado es un buen punto de partida para obtener un café de alta calidad. Aunque no es lo único a tener en cuenta para una taza memorable.
Prepara el mejor café en tu propia casa
Hay quien prefiere disfrutar de su taza en un bar y otros que se decantan por hacerlo en casa. Para los segundos, existen ciertas consideraciones a tener en cuenta a la hora de preparar un café de diez.
Lo primero es elegir el equipo adecuado. Hay muchos tipos de cafeteras disponibles en el mercado, cada una con sus pros y contras. Es básico elegir la que mejor se ajuste a nuestras necesidades y preferencias. No hay que dejar pasar el tamaño, la facilidad de uso y el costo a largo plazo de la misma.
Otro factor a considerar es el agua. Es casi tan importante como el propio grano y, por ello, es fundamental utilizar un producto de buena calidad. Debe estar filtrada y, en la medida de lo posible, no aportar sabor, especialmente si son a cloro o a metal. También ha de tenerse en cuenta la dureza de la misma, ya que el calcio y el magnesio pueden afectar el sabor del café.
Por último, hay que medir la cantidad de café utilizada y el tiempo de infusión. Cada tipo de grano y cada método de preparación requieren una cantidad y un tiempo de preparación diferentes para obtener el mejor resultado. Es recomendable seguir las instrucciones del fabricante para un resultado perfecto.
Aprende a diferenciar un buen café
El aroma, el tueste, el cuerpo, el método de preparación y el tipo de grano usado son fundamentales para diferenciar un buen café. Al principio puede parecer complicado, pero con el tiempo, y muchas tazas preparadas, es posible distinguir un buen producto de uno mediocre.
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